domingo, 4 de abril de 2010

Consejos de Win Wenders


En cuatro décadas de actividad, Wim Wenders (Dusseldorf, Alemania, 1945) ha acumulado unas cuantas imágenes inolvidables en la memoria de millones de personas de todo el mundo. El ángel que quiso ser mortal despertando a la vida humana al pie del Muro en El cielo sobre Berlín. Harry Dean Stanton jugando a marcar el paso con su hijo recuperado en París, Texas. Willem Dafoe aferrado a la rueda del tiempo en Tan lejos, tan cerca. O el pianista cubano Rubén González rodeado de pequeñas bailarinas en Buena Vista Social Club.
Nacido entre las cenizas de Alemania en el año de su derrota y su destrucción, Wenders fue uno de los niños prodigio del cine de su país que emergió en los años 70 junto a Werner Herzog o Völker Schlöndorff. Pero su obra es universal y en varios idiomas, siempre con una característica intensidad lírica, una original visión de los problemas de la modernidad y una paleta de colores en las que destacan los crepúsculos azules y los espacios baldíos donde se deciden las batallas.
El periodista y cineasta francés Laurent Tirard lo entrevistó para su serie Lecciones de cine (versión castellana editada por Paidós en 2003, original en inglés de 2002), que hacía para la revista Studio hasta que uno de los entrevistados, Tim Burton, le sugirió escribir un libro.

Una buena historia es como un río
“Creo que hay dos manera concretas de aprender a hacer películas”, dice Wenders. “La primera, por supuesto, es hacerlas; la segunda es escribir críticas”. Como a Pedro Almodóvar, según dice el director español en el mismo libro, a Wenders le preocupa que el consumo de videoclips y comerciales de los nuevos realizadores deje de lado la necesidad de contar una historia.
Para Wenders, un director tiene, sobre todo, la obligación de tener algo que decir. Cuenta que, cuando empezó, le importaban un bledo las historias, pero con París, Texas sintió una especie de revelación: "Me di cuenta de que la historia es como un río y que si te atrevías a navegar por él y confiabas en el río, el barco sería arrastrado hacia algo mágico”.

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